Geopolítica nuclear de América Latina: usos y desafíos por Damián jacubovich


El desarrollo de la energía nuclear, tanto en su veta civil como militar, se ha convertido con el tiempo en un especie de valor agregado para las sociedades/países que manejan esta tecnología, llegando algunas veces a erigirse como una cuestión de soberanía y orgullo nacional las mismas. De esta manera la voluntad de mantener y/o extender su uso ha impregnado las decisiones políticas de numerosos países.

Sin embargo la reciente tragedia japonesa de Fukushima y los impactos socio ambientales que ha ocasionado este accidente nuclear ha sabido generar en gran parte del mundo serios replanteos en lo que respecta el desarrollo de grandes programas nucleares, esta tendencia se da no solamente en los países que están considerando adquirir su primera central nuclear de potencia sino también en aquellos países que poseen una larga tradición nuclear, es el caso obviamente de Japón; pero también de países como Alemania y Francia. Si bien la dependencia energética de estos países respecto del nuclear resulta aún demasiado importante como para ser dejado de lado de manera abrupta, las evaluaciones respecto al inicio de una transición energética por fuera del nuclear afloran y ya son objetos de acalorados debates. En América Latina, por distintas razones, este debate resulta casi inexistente.

La energía nuclear en la región

En nuestro continente, Argentina y Brasil se encuentran a la cabeza en lo que respecta las actividades nucleares, esto desde aproximadamente 50 años, seguidos a cierta distancia por México. Regionalmente, esto significa que ambos países alcanzaron un desarrollo relativamente significativo que incluye plantas de energía nuclear, etapas claves del ciclo del combustible nuclear y tecnología para reactores avanzados. La mayor parte de los restantes países latinoamericanos no poseen ningún programa nuclear de relevancia; esto podría modificarse en el futuro aunque, tras el accidente de la central de Fukushima, Venezuela, Perú y Bolivia decidieron rever seriamente sus planes de desarrollar energía atómica. El caso de Chile es particular. El país importa más del 70% de su energía, mayormente en hidrocarburos. El país andino ha llevado a cabo estudios técnicos durante los años 2007 y 2008 para evaluar seriamente opciones nucleares futuras; pero mantiene una actitud cauta al respecto. Los últimos terremotos sufridos parecen alejar cada vez un poco más la cuestión nuclear.


A nivel estadística debe señalarse que de momento, aproximadamente el 2% de la energía eléctrica latinoamericana proviene de centrales nucleares contra un promedio aproximado del 15% a nivel mundial. Argentina con tres centrales nucleares y aproximadamente el 6 %, es el país con el porcentaje más alto de energía eléctrica proveniente del nuclear. Brasil cuenta con tres centrales nuclearesconsigue mediante ellas, aproximadamente el 3% de su electricidad. Brasil debería próximamente finalizar su tercera central, Angra III, y el gobierno de Dilma Roussef planea construir otras dos. Por el lado de México, el 3 y 4% de la electricidad de México proviene de sus dos centrales nucleares de Laguna Verde, inauguradas las mismas en 1990 y 1995 en la ciudad Veracruz.

Para América Latina los desafíos eléctricos están a la vista. Al incesante crecimiento poblacional debe sumársele la expansión de la actividad económica que a su vez conlleva no solamente un mayor consumo eléctrico por parte de las empresas sino también por parte de los ciudadanos latinoamericanos, estos últimos cada vez más inmersos en la ola consumista. De esta manera puede señalarse como notoria la correlación directa entre el incremento de la demanda de electricidad y el crecimiento económico de una nación.

Estos últimos años, muchos países de América Latina que han sabido sacar de la pobreza extrema porcentajes importantes de su población, han sabido mirar con buenos ojos la posibilidad del desarrollo de la energía nuclear; o bien para alcanzar la independencia energética o bien en pos de buscar la diversificación de su matriz energética. En ambos casos se trata de adoptar fuentes más confiables, y reducir las vulnerabilidades derivadas de la potencial escasez.

La aceptación por parte de la opinión pública del tema nuclear resulta siempre un proceso complejo y suele generar un grado significativo de controversia, los antecedentes de Chernóbil en 1986 o la reciente tragedia de Fukushima no hace más que atizar el debate, aunque, lo repetimos, en América Latina los movimientos anti-nucleares no resultan tan importantes como lo son por ejemplo en Europa.

Voces en contra y voces a favor del nuclear


El nuclear y el calentamiento global

Uno de los principales argumentos de las voces que se inclinan a favor del nuclear es que representa un arma muy importante contra el calentamiento global ya que el nuclear produce menos CO2 que el petróleo, el gas natural y el carbón, reduciendo de esta manera considerablemente el efecto invernadero. Frente a este argumento los detractores del nuclear sostienen que si bien el nuclear reduce el efecto invernadero, las energías eólicas y la energía solar emiten aún mucho menos gas a efecto invernadero que el nuclear, agregando que además las centrales nucleares se encuentran paradoxalmente muy amenazadas por las consecuencias del cambio climático. En Francia por ejemplo hubo casos en donde las lluvias y el calor impidieron el normal funcionamiento de las centrales nucleares.

Energía nuclear versus energías renovables

Otro planteo que esgrimen las voces a favor del nuclear es el hecho de que las energías renovables no poseen la capacidad de reemplazar la electricidad nuclear, ya que este tipo de energía poseen una capacidad limitada para responder a la necesidad poblacionales latinoamericanas y que además el desarrollo de este tipo de tecnología, es decir la nuclear, representa una fuente importante de creación de puestos de trabajo. Para los opositores al desarrollo de la cuestión nuclear este argumento contiene toda su validez en la actualidad ya que el potencial de las energías renovables se encuentra efectivamente muy por debajo de la capacidad productiva del nuclear; el desafío para las naciones sería justamente tratar de reducir el consumo eléctrico, como por ejemplo la calefacción eléctrica mediante una mejor aislación de las viviendas y fortaleciendo también las conductas cotidianas de los ciudadanos para fomentar la disminución del consumo eléctrico. Finalmente respecto al tema de los empleos, se puede decir que el área de las energías renovables aunque poco desarrolladas en América Latina también puede constituir una fuente de creación de empleos importantes.



Desechos nucleares y los riegos de salud para las poblaciones de proximidad

Finalmente, tal vez el eje más delicado, es el tema de los desechos nucleares y los riesgos para la salud de las poblaciones aledañas en caso de accidentes nucleares. Las voces a favor sostienen respecto a esta problemática que por un lado si bien los desechos nucleares son altamente peligrosos, en la actualidad se los sabe administrar correctamente y no representan peligro alguno mediante el enterramiento de los desechos a una cantidad importante de metros de profundidad (mientras se espera el descubrimiento de una nueva tecnología para tratar los desechos). Respecto al tema de los peligros para la salud que constituyen los accidentes nucleares, las opiniones favorables al nuclear, apoyándose en datos remitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostienen que los riesgos para la salud siempre han sido exagerados, que si por ejemplo uno se remite a la tragedia de Chernóbil, el accidente ha provocado “solamente” unas decenas de muertos y habría provocado aproximadamente unos 4000 casos de cáncer de tiroides en total, lo cual para una catástrofe industrial no constituye un balance muy grave, agregando además que durante su funcionamiento normal, el nuclear emite solamente dosis de radiactividad muy bajas, que no constituyen riesgo alguno para la salud.

Lo primero para decir según las voces opositoras respecto a estas afirmaciones es que las centrales nucleares producen desechos radioactivos que se mantienen y se mantendrán peligrosos durante miles de años. Es el caso del plutonio, una de las materias más tóxicas producidas por los seres humanos, el plutonio pierde la esencia de su radioactividad (99 %) solo después de miles y miles de años. Además el entierro de los desechos nucleares conlleva serios riesgos; es el caso de Alemania en dónde el basurero nuclear de Asse está contaminando la capa freática y la recuperación de los mismos resulta muy complicada. Otro ejemplo, es el caso del basurero nuclear WIPP en Estados Unidos donde en 2013 luego de un incendio algunos trabajadores fueron contaminados por la radioactividad emitida. Por otro lado, respecto a las estadísticas de la OMS, los analistas señalan que la misma se encuentra sujeta desde 1959 a un acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Atómica: y dicho acuerdo limitaría seriamente la publicación de investigaciones sobre las consecuencias de la radioactividad sobre la salud de las poblaciones trabajadoras en el nuclear y/o cercanas. Además numerosos investigadores independientes de la industria nuclear han demostrado que las consecuencias de Chernóbil son mucho más terribles que lo publicado, pudiendo estimarse en un lapso de 20 años, en millones, los enfermos a causa de la catástrofe y en miles y miles los muertos. Y es de notar que la tragedia continúa ya que la contaminación radioactiva del suelo, el agua y los alimentos perdura por siglos. Mismo las dosis bajas de radioactividad representan un riesgo para la salud, esto ha sido reconocido desde 1990 por la Comisión Internacional de Protección Radiológica que mediante el seguimiento a trabajadores del sector nuclear han comprobado casos de cáncer y leucemia relacionados con las emanaciones radioactivas.

Frente a esta disparidad de opiniones, y teniendo en cuenta la importancia de lo que hay en juego, sea por el peligro que el nuclear puede representar para las poblaciones impactadas o bien por el potencial económico que el desarrollo de esta tecnología significa, la necesidad de un debate político-ciudadano serio y desinteresado se hace más que necesario a nivel regional.

Ver video breve sobre la historia de las armas nucleares en el mundo