Audio / podcast sobre la geopolítica Firma del Acuerdo Transpacífico «Trans Pacific Partnership» (TPP) por Damián Jacubovich

Audio sobre las consecuencias geopolíticas para América Latina y China 
por el geopolitólogo Damián Jacubovich
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Artículo sobre la geopolítica de la Firma del Acuerdo Transpacífico por Damián Jacubovich
 

Si algunos analistas y geopolitólogos aún vacilaban a la hora de afirmar que la nueva geopolítica estadounidense se centra mayormente en la zona de Asia Pacífico y ya no en Rusia ni tan siquiera en el Medio Oriente, la firma del nuevo tratado de Libre Comercio «Trans Pacific Partnership» (TPP) habrá de seguro, acabado con las dudas de los más escépticos. Tanto para China como para el proyecto de integración latinoamericana, la confirmación de dicho acuerdo también presume una serie de consecuencias no menos significativas.   
Vale recordar que la zona de Asia Pacífico implica el 40% de la población mundial, más del 50% del PIB mundial.
El pasado 05 de octubre del 2015, doce países con salida hacia la Océano  Pacífico han sellado un acuerdo, dando así nacimiento a la mayor zona de libre comercio del mundo y otorgándole al presidente estadounidense Barack Obama, una victoria política que él mismo ha descripto como “el marco comercial del siglo XXI”.
Los países firmantes son: Australia, Brunéi, Canadá, Nueva-Zelanda, Japón, Malasia, Singapur, Vietnam, México, Chile, Perú y Estados Unidos que representan ni más ni menos a todos ellos el 40% del comercio mundial.
El impacto geopolítico a nivel global no es menor. Este acuerdo que busca entre otras cosas, establecer las reglas para el libre-comercio del siglo XXI, obligaría al nuevo y principal adversario estadounidense, que es China, y que valga la aclaración, no forma parte de los países firmantes, a adaptar sus propias reglas en materia de comercio, inversiones y de derecho comercial, a aquellas reglamentaciones establecidas por el TPP.
Respecto a este punto, Barak Obama fue muy claro y directo al afirmar en un comunicado: «Cuando un 95% de nuestros potenciales clientes viven por fuera de nuestras fronteras, no se puede dejar a países como China, dictar las reglas de la economía mundial». De esta manera, el objetivo estadounidense parece haberse cumplido: con la firma del TPP, surge un serio contrapeso a la economía china en la región.
Cabe mencionar que en este tipo de relaciones, las concesiones no suelen realizarse de los dos lados. La historia  nos muestra que aquellos que se eencuentran en posición de fuerza suelen imponer sus normas a los demás. Cuando se mira el ranking de las  multinacionales a nivel mundial, nos damos cuenta que existe efectivamente una fuerte dominación mundial de los Estados Unidos: sobre las primeras 100 multinacionales, 60 resultan americanas. Se puede prever que a priori en numerosas sectores, sean las normas norteamericanas las que se impongan sobre los otros países. No es de extrañar que para numerosos analistas,  la implementación del TPP sirva como marco normativo para que la superpotencia siga instalando sus propias reglas a nivel global.
 
Según la CEPAL, el TPP busca establecer una asociación estratégica que trascienda lo comercial, incorporando de esta manera cuestiones económicas, financieras, científicas, tecnológicas y de cooperación. En este sentido, entre los objetivos del TPP se encuentra reducir los costos de transacción, pero su alcance pretende ser más amplio.
Por el lado de América Latina, este acuerdo del Transpacífico claro está no puede dejar de tener sus efectos colaterales geopolíticos, esto, más allá de los lógicos sacudones económicos que la firma del TPP implica para las economías regionales y que aún hoy resultan difíciles de medir en razón de la enormidad del acuerdo y de los múltiples factores que entran en juego. De entrada, lo primero para subrayar es que se encuentran involucrados 3 países de nuestra región: México, Chile y Perú; cabe preguntarse qué acontecería si algunos de los puntos implícitos o explícitos del tratado entraran en conflicto de interés con potenciales acuerdos continentales de la hoy debilitada UNASUR,  o bien del MERCOSUR o bien la CELAC. Numerosos analistas advierten sobre la posibilidad de un mayor debilitamiento respecto de los avances logrados en materia de integración regional en los últimos años.
Como antecedente inmediato, ya en 2011, la conformación del bloque Alianza del Pacífico integrado por Chile, Perú, Colombia y México (y otros países latinoamericanos con posibilidades de incorporarse) había disparado una alerta contra los intereses de los bloques continentales debido a una posible fragmentación de los mismos.  
Y casualidad o causalidad mediante, el TPP viene a firmarse justamente en un momento en que el proceso de regionalización latinoamericano se encuentra ralentizado, producto en parte de la desaceleración económica regional y/o de crisis políticas que viven algunos de sus países impulsores como lo son Brasil y Venezuela o por el giro en cuanto a su política regional que ha dado el nuevo gobierno argentino, priorizando justamente un refuerzo de sus relaciones con el eje del Pacífico y un acercamiento bilateral a la potencia estadounidense.